Ambos proyectos de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) cuentan con la colaboración de Labsens junto con la participación del Ministerio de Medio Ambiente y la Superintendencia del Medio Ambiente.
El laboratorio de la Escuela de Ingeniería Eléctrica posee más de 58 años de antigüedad y ofrece distintos servicios a empresas privadas, minería y entidades gubernamentales. Entre las prestaciones que brinda para la industria, se encuentra la certificación de productos en contaminación lumínica, por el cual se encuentran acreditados por el Instituto Nacional de Normalización (INN) y autorizados por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles y por la Superintendencia del Medio Ambiente. Adicional a lo anterior, realizando docencia e investigación en el área de la iluminación.
Para empezar hablando sobre los proyectos en cuestión, el profesor Ivan Kopaitic, en una entrevista para el medio Quintavisión, comentó que “el año 1998 nace la primera regulación de contaminación lumínica que se implementó en el país para cuidar los cielos nocturnos del norte de Chile”. Además, agrega que “nació como medida para cuidar los cielos nocturnos para la observación astronómica”.
Centrado en la ciudad, Kopaitic explica que “actualmente hay mucha evidencia científica sobre la repercusión que existe en relación a la flora y fauna, y en la salud de las personas”.
Por este motivo, el Laboratorio de Fotometría y Control de Calidad se ocupa de dos importantes proyectos centrados en la contaminación lumínica, uno sobre monitoreo de la luz del cielo y otro sobre la identificación de los infractores de la actual ley de contaminación lumínica.
El primer proyecto nace porque, en palabras del profesor Iván, “el ministerio de medio ambiente nunca ha podido monitorear si sus políticas públicas relacionadas con contaminación lumínica están siendo efectivas o no”.
Por este motivo, los profesionales de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso buscan desarrollar y testear nuevos sensores que, en un futuro, permitan generar una red de monitoreo del brillo del cielo. De esta forma, la entidad gubernamental podrá tomar decisiones en torno a la efectividad de sus políticas públicas.
La segunda iniciativa está enfocada, según las palabras de Iván, en la “fiscalización de las fuentes de luz contaminante, es decir, identificar cuáles son los infractores de la actual ley”. Para conocer a los actuales quebrantadores, el laboratorio planea usar distintas tecnologías que se centran en la fiscalización en altura, desde la utilización de drones o visualización desde cerros.
Gracias a esto, la Superintendencia dispondrá de todas las herramientas para fiscalizar en óptimas condiciones. Así mismo, con los resultados de ambos proyectos se obtendrán, en un futuro, mejoras en la regulación de contaminación lumínica en el ambiente.
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